domingo, 16 de junio de 2013

Se viene un año tenso en Avellaneda



Donde se usa de excusa el deporte (el descenso del Rojo) para reflexionar sobre ciertos valores.

                       
         Dedicado a Sergio Corazón Love  


Rojo, bonito color:
simboliza la pasión,
la sangre, lo viseral
y entrañable, en fin, pues,
la más pelada emoción.

Este criollo, ques primero
hincha del Boli a morir,
también jue cuando era joven
simpatizante de Racing
pero cuando llegó el Tomba
y se sumó a la Primera
pues que Mendoza le tira
y el fóbal de Güenos Aires
no lo llama como antes
cuando Cárdenas metía
aquel gol de muy ajuera.

Jue mi padre el disgraciao
que me «hizo» de la Academia,
la de acá, de San José,
y de la de Avellaneda.

Camisas albicelestes
que ondean como banderas
en el pecho de los cracs
que gloria dieron al pueblo
fanático, irracional,
que necesita el deporte
pa poder simbolizar
su lucha por ganar algo
aunque sea sin jugar.

Porque eso es el deporte,
mis estimados letores:
un símbolo, una manera
de ripresentar la lucha
de las almas por triunfar
aunque sea persiguiendo
una pelota de cuero
y matarse pa meterla
en la valla del rival.
 
Y si uno comprende esto
entiende mucho mejor
tanta gente, ayer mesmo,
llorando como criaturas
en las tribunas del Diablo,
que descendió a la B
pa tristeza e medio barrio.

Y aunque me tilden de tibio,
quiero decir que no soy
de los que festejan hoy
la caída del rival
más antiguo que tenemo.

No, señores, la disgracia
de Independiente no debe
alegrar más que al mezquino,
resentío, vengativo
corazón pobre y vulgar
que grita cuando ha ganao
y cuando pierde se va
quejándose como niño
para la casa o el bar.

Y eso que los disgraciaos
de los Rojos nos gastaron
miles de veces y más
cuando Racing descendió,
perdió, sufrió y parecía
que la desgracia tenía
ganas de no irse jamás.

Será un año más que duro
pal mundo de Avellaneda:
medio barrio a las cargadas,
violencia garantizada,
porque no hemos aprendío
y el deporte ya no es juego
sino escusa para pisar
al rival en pasto ajeno.

Este mensaje de paz
no quiere decir, entiendan,
quel malo que llevo adentro
no disfrute ni un poquito
y se ponga algo contento
que el Diablo vaya al infierno
donde parece que tiene
un lugar para escarmiento
de tanta soberbia dicha
en años de enfrentamiento.

Salú para don Brindisi
que puso el pecho a las balas
y se aguantó el descontento
hasta el último minuto.
Tal vez le rinda sus frutos
haber aguantao tanto,
si no jue con Comparada,
tal vez se dé con Cantero.

Ya me voy a festejar
este día del padre gringo.
Imagino la tristeza
que se debe respirar
apenas las almas cruzan
el puente sobre el riachuelo.
Los que saben pronostican
un año bastante tenso.


Junio de 2013






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