miércoles, 6 de noviembre de 2013

Contra los cotos de caza


El payador se enfurece y critica duramente la práctica vil de cazar animales encerrados.




No quiero ponerme guaso
pero los guasos me obligan.
Hablo de unos empresaurios
que al parecer empezaron
de chiquitos en pañales
matando muchas hormigas
y otros bichos en el campo.

Ahura están organizando
un coto de caza nuevo
pa matar ciervos y bichos,
y ansí sentirse más vivos,
porque parece que han muerto.

Son ansí estos pelotudos,
que aman las armas largas,
y la matanza de moda,
y las usan pa sentirse
más hombres o más mujeres,
porque parece que hay minas,
que acompañan a estos giles
en estas salidas piolas.

Ya sé, me van a decir
que soy un gaucho cobarde
que inora la cinegética
y le tiene miedo al chumbo.
No, señor, la valentía
se demuestra con la paz,
no asesinando animales
encerraos en latifundios.

Y por eso un consejito
les tiro a estos asesinos:
busquen rápido terapia,
de la escuela que les guste,
y dejen de hacer sufrir,
perseguir y destrozar
pobres bichos, pa ocultar
la enfermedá que se traen
o bien para remplazar
los ésitos que no tienen,
los tiros que no les salen
o las cosas que no saben.

Con su prática segura
de hallar animales siempre
están deshonrando al hombre
ancestral, que se jugaba
el pellejo en la espesura,
el desierto o la montaña.
Allá van los muy berretas,
atrás de unos pobres bichos
que no pueden escaparse
y caen bajo las balas
de unos remuymil cagones,
con sus fusiles mezquinos.

Adiós, genios de la caza,
me voy muy lejos ya mesmo,
no quiero que me contagien
su bruta frivolidá.
La vida les cobrará
enseguida o cualquier día
este afán que han encontrao
en el sufrimiento ajeno
y en el matar por matar.


Noviembre de 2013

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