viernes, 24 de octubre de 2014

Huyamos de la Ciudad de Mendoza

El payador critica la resolución del Concejo Deliberante de la capital mendocina y propone un éxodo a lugares menos persecutorios. También invita a un desfile «top».


Qué tremenda ques la gente
que maneja la censura,
y tiene el poder, amigos,
de ajustarnos la conduta.

Me refiero, ya lo saben,
al Concejo Delirante
de la Ciudá de Mendoza
que ha salío a castigar
al que viva marginal,
se suba a una patineta
o se quiera trasformar.

Malabaristas, ajuera,
no los quieren por allá,
vengansé pa Guaymallén,
que acá tenemos aguante,
los semáforos esperan
todos los días su arte.

Si andás mendigo y tenés
familia, sonaste entonce:
está mal que le enseñés
a tus hijos a ser pobres.
La pobreza no está mal
parecen decir los tipos,
pero no se ve bonita
una familia en el piso.

Si quiere manifestar,
y hacer marchas por la calle,
olvídese, compañero,
tendrá que usar la vedera
la calzada es pa los fierros,
ansina que desde ahora
mejor salga a ver vidrieras.

La pucha que son graciosos
los señores concejales:
quieren las paredes blancas,
sin grafitis ni leyendas,
no saben quel aerosol
nació pa escribir ajuera,
y para colmo de males,
gracias a los radicales,
las prostitutas tendrán
que cruzar la costanera
o el zanjón de los ciruelos:
es que ser puta en Ciudá
no es igual que en Guaymallén
y mucho menos en Las Heras.
Les faltó prohibir, señores,
las putas finas del Hyatt,
del Sheraton y demás,
aunque esas no molestan
porque están bien atendidas
en las salas alfombradas
y las disfrutan sin freno
nuestras egregias visitas.

Con lo único que coincide
este criollo posmoderno
es con prohibir miguelitos,
cuetes, bengalas y toda
pirotecnia y fuego fatuo
que adultos sin corazón
les encienden en las manos
a sus niños timoratos
y que suelen terminar
con el cuerpo chamuscao.

Y pa aquellos que señalan
que nunca propongo nada
y me la paso quejando
como perdiz enjaulada,
les aviso lo siguiente: 
ya me voy, estoy armando,
un ésodo, los dejamos,
tranquilos y casi muertos
de aburrimiento, qué va,
no vaya ser que el olor
de nuestros cuerpos cansaos
afete a la gran ciudá
y la hunda en el pecao.

Vayamos saliendo, entonce,
de la ciudá de Mendoza,
en orden, sin molestar
la siesta del concejal.
Hay vida en otros parajes,
más libres, sin persecuta,
ni tantas leyes berretas,
prefiero siempre coplear
sin que me soplen la nuca
los garcas de capital
y encima manden la yuta.

Ah, oh, pero no, disculpen,
antes de irnos pasemos
un ratito por el ECA
que hay un desfile tremendo
con celebritis y viejas
que hacen beneficencia
junto con representantes
de las mejores empresas
que tienen la gran virtú
de escuender trabajo en negro
y esclavizar los empleaos...
Eso sí, son gente fina,
que se nos ríe en la jeta
y bebe champán helao
mientras los huesos desfilan.


Octubre de 2014

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