sábado, 28 de marzo de 2015

Meditar, servicio de urgencias para gente estresada

El payador propone un sistema de emergencia que suministre meditación a personas que están muy aceleradas. 

Dedicao al senséi Rodolfo Castagnolo. 


«La meditación no necesita tener resultados. La meditación puede tener como fin solamente ella misma.
Yo medito sin palabras y sobre la nada» (Clarice  Lispector).
 


Qué desafío complicao
me ha lanzao un gran amigo:
que me escriba unas coplitas
sobre la meditación,
cosa fiera de mención
en los campos donde habito:
más que meditar, se duerme,
después de trabajar duro
y de tomarse un vinito.

Meditar, seré sincero,
yo medito muy poquito:
la mayoría del tiempo
que no estoy tirando el yugo
me la paso contemplando
cómo se caen las hojas
o cómo la mariposa,
la abeja o el colibrí
se solazan en las flores
mientras la tarde se acuesta
muy mansita sobre el monte.

Pará la moto, bajate
ya mesmo del pangaré,
buscate una güena sombra,
unos chinos meditando
o unos amigos tranquilos
y tirate por ahí.
La vida no es esa cosa
parecida a un tobogán
que te marea allá arriba
y te baja sin pensar.
Más bien se trata, imagino,
de un juego donde se puede
acelerar y parar,
disfrutar de lo veloz
y poder encontrar paz
o poder andar sin tanto
apuro por llegar ya.

Es refácil esponerlo
en palabras y en papel,
lo difícil es zafar
deste mundo endemoniao
que nos esige triunfar
o que nos dice que el triunfo
es sobre todo ganar:
ganar carreras, dinero,
ganar tiempo, ganar todo
y después, cuando sea tarde
y las patas no te ayuden
vas a ganar para sustos
por no haberte asociao
por una módica suma
a nuestro útil servicio
que te ayudará a dejar
de a poco el clonazepán
y remplazarlo por eso
que se llama meditar.

Meditar podría llamarse
una empresa de salú
que te saque de tu casa,
del trabajo, de la calle,
cuando andás muy estresao
y te lleve a algún lugar,
exterior o interior,
más tranquilo y reposao.

Yo me ofrezco a manejar
la ambulancia o el furgón,
porque no soy intrutor
de yoga ni de tai chi
ni de ténicas de oriente.
En lugar de paramédico
llevamo un paramístico,
recogemo a los pacientes
y ahí mesmito, en la ambulancia,
le damo un cacho de calma.

La persona, el paciente
o como quieran llamarlo
debe llegar a destino
un poquito más tranquilo
que como se lo encontró,
y de ahí en más se lo sigue
oservando pa que no
güelva a andar enloquecío
o al menos tome respiro
de la vida que ha criao:
no es güeno para ninguno
andar siempre acelerao.

Queridos criollos y criollas,
aprovechen esta ganga:
en bonitas unidaes,
perfetamente equipadas
con sahumerios, cuencos, cremas,
y música relajada,
Meditar en media hora
les saca el estrés del alma.

 
Marzo de 2015