El payador toma
posición en defensa de la Universidad Nacional de Cuyo y contra un grupo económico que usurpó tierras
de la casa de estudios y, contra la ley, se resiste a dejarlas.
«Nunca dejes que el amo te deslumbre
con el brillo fugaz de su riqueza,
que siempre es preferible la pobreza
a vivir en lujosa servidumbre».
(Juan Pedro Carrizo)
(Juan Pedro Carrizo)
Es triste la realidá…
si no es triste no es real.
Y de chiripa, otra vez,
los que casi nunca pierden
quieren volver a ganar.
Qué penita que me da
que nuestra universidá
se soporte a estos sotretas
acostumbraos al arreglo
y a quedarse con la tierra.
No me importa si es que ofrecen
treinta hetáreas en Maiami,
cuarenta en Eugenio Bustos,
treinta y nueve en Godoy Cruz
o doscientas en Cancún,
dejen de empujar, señores,
y vayansé ahura mesmo
como ha marcao la Corte.
Este es asunto muy real
y además tema simbólico,
digo, por si alguien no entiende,
no se trata de ceder
a estos junas y gran junas
las tierras que pertenecen
por historia y por derecho
al mundo universitario.
No es compra-venta la cosa,
ni trueque, pero sabemos
que con estos abigeos
de suelos y hasta del agua
no se puede negociar
sin perder hasta las patas.
No dejemos que este grupo
poderoso y que se cree
que nos puede doblegar
se quede con los terrenos
de nuestra universidá.
Ya sé, me van a decir
que no les falte el rispeto
como si ellos no jueran
los que siempre te atropellan
con la puntual ayudita
de sus cuervitos siniestros.
Vayan sabiendo, les digo:
no será fácil quebrar
–al menos en este caso–
a la razón con dinero.
Es por eso que yo espero
de los que guían el norte
y sobre todo el oeste
de nuestro rancho de estudios
que no aflojen al poder
destos cuatreros de lujo.
Disculpen sin soy sincero,
disculpen si me equivoco,
y perdón si me repito:
lo que no se aguanta más
es ver cómo estos caretas
patovicas del disierto
siguen queriendo quedarse
con cosas que no son dellos.
Y ojo al piojo, no se trata
de llegar a un güen arreglo:
cualquier cosa, digo yo,
será cederles terreno,
poder real y simbólico
es decir, bajar los brazos
ante el gran mostro económico.
¿Qué pasa, no es suficiente
con el petróleo y el agua,
bienes raíces, bodegas,
qué más cosas quieren estos
que emplean a gente en negro?
Dejen de hinchar las pelotas
con tremendas ambiciones
y vayansé ahura mesmo
a llorar al piedemonte.
Abril de 2015
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